martes, 8 de julio de 2014

En la estación

Hoy les voy a hablar de las estaciones de tren. Nunca antes hasta cumplir los 27 años hace unas semanas, había yo sentido tanto agobio en la estación de tren. Hasta ahora, solía sentarme tranquila a observar a la gente pasar agobiada con un equipaje impoluto, mientras me ponía a escribir mis reflexiones. A veces cogía algún ten, no digo yo que no, pero me bajaba a la media hora en otra estación y vuelta a la  rutina de la observación y la escritura.

Pero hace unas semanas todo cambió. La gente, en lugar de respetarme como había hecho hasta ahora empezó a quitarme espacio con sus maletas y a empujarme, como si quisieran obligarme a tomar la decisión de tomar algún tren. Pero es que encima, los trenes hacia los que me empujan ¡son horribles!, aunque parecen bonitos por fuera, pero por las ventanas no se parecen a lo que yo quiero. No les voy a mentir, en esos trenes que yo no quiero tomar se ve a gente muy feliz, otros no tanto, pero están masificados. De los 2000 trenes que pasan diariamente por esta estación de la que les hablo, los más masificados son unos diez, en los que todo el mundo insiste en apearse y obligan a los demás a que lo hagan.

Empezaré por hablarles del tren que a mí más me llama la atención, después de todo, es el tren que yo llamo: "emparejate ya... pero ya". A éste tren se suele empujar más a las mujeres que a los hombres. Es un tren donde pagas un pasaje para una pareja preferiblemente heterosexual y donde no importa tanto que el amor te invada como que la gente de la estación decida que es el momento de subirte. Entonces como te subes a este tren por presiones sociales y no por amor o cariño, se te empiezan a acabar los temas de conversación con tu pareja y tienes que buscar algo que te una a ella. Para ello este tren te da la posibilidad de enlazar con otros dos: "un bebé fortalezerá la relación" y el de "tengan una hipoteca en común o la letra de un coche".


Si se enlaza con el tren "Un bebé fortalezerá la relación", la mujer notará que también en este caso la presión sobre ella es mayor y la empujarán a este tren sobre todo las otras mujeres. No es solo un empujón figurativo sino también literal. Notarás el empujón cuando tus amigas con bebés no hablen de otra cosa que de cosas de bebés, es completamente normal, yo seguramente lo haría, pero no deja de ser una presión hacia el tren del bebé.Cómo sacarles los gases y qué marca de toallitas es más hidratante a la par que económica lo inundarán todo. Cuidado con el argumento del reloj biológico en este punto, porque es un elemento de persuasión más peligroso que el que usó el PP cuando dijo que no iba a subir el IVA. A veces no se nos enciende tanto el reloj biológico al llegar a los 30, como que culturalmente las mujeres de nuestro entorno no hablan de otra cosa y buscamos mecanismos, como siempre hacemos los humanos, para integrarnos.

La segunda opción con la que enlaza este tren es tener la hipoteca juntos o la letra del coche. Todo a nuestro alrededor, incluso estando sumidos en la crisis financiera y económica actual, nos estimula continuamente a que la felicidad es encadenar nuestro salario a un compromiso financiero AUNQUE SEA PARA TODA LA VIDA a cambio de cosas materiales. Siempre me he preguntado qué persona que me quiera me empujaría a mí a subir a este tren de la deuda eterna, de encadenarme a un lugar o de trabajar para pagarle a un banco intereses. Entonces miro a mi alrededor, y por suerte no veo a nadie que me quiera de verdad empujarme a ésto. Entienden que si algún día me hipoteco será por algo importante y probablemente no material y lo respetan. Procuraré que a mi pareja sólo me una el amor, así no tendré dudas en diferenciar si alguna vez se ha acabado o tenemos tantas otras cosas en común que no distinguimos el cariño y la felicidad de la seguridad de la costumbre.

Otro tren muy peligroso, que de no elegirlo voluntariamente puede ser para la persona como viajar por Mordor, es el de "fijo"; trabajo fijo, nómina fija, casa fija... No hay tren más tramposo que éste, porque te promete un viaje confortable, unas vistas agradables, una temperatura ideal... Pero cuando ya has visto dos estaciones da la vuelta y pasa por las mismas y así todo el trayecto. El psicólogo Rafael Santandreu, dice que la comodidad está sobre valorada, que es tras el esfuerzo incómodo o tras haber pasado frío que valoramos el descanso y el calor. Yo estoy de acuerdo.

El último tren del que quiero hablarles hoy es, como no, también más estresante para las mujeres y yo lo llamo: "Lucha contra la gravedad" ¡Este tren vuela! Pero no en un sentido chachi sino que está en otra realidad paralela, donde las mujeres después de parir le damos el niño a la matrona y ya estamos con nuestro entrenador personal o programamos nuestra cesárea para que el niño no nos deje la piel muy suelta, (a ver si va a parecer, que el niño estuvo nueve meses ahí). En este tren vives flipando desde los 15 años, porque se te explica que en la belleza física está la clave para volar, entonces empiezas a luchar contra la gravedad de todas las formas posibles y a sentirte mal contigo misma cuando empiezan a salir las arrugas de expresión o cuando los pechos se caen y la celulitis aparece en los muslos, entonces este tren que no quiere nada que se caiga te deja tirada en una estación llamada "eres inútil como mujer" y empiezas a lamentarte de no haber cogido otros trenes cuyas ventanas mostraran otras cosas, cosas imperecederas, cosas que la naturaleza nunca tira al suelo.

De modo que tras esta explicación quiero pedir un favor a las personas que empujan y atosigan en la estación:

POR MÁS QUE ME EMPUJEN Y ME ATOSIGUEN, YO SEGUIRÉ DECIDIENDO. 
POR MÁS QUE ARRINCONEN EN UNA ESQUINA DE LA ESTACIÓN YO SEGUIRÉ ELIGIENDO QUÉ TREN COGER Y DONDE BAJARME Y NUNCA CONSEGUIRÁN QUE ME ODIE POR HABERLO DECIDIDO ASÍ. POR MÁS QUE CREAN QUE SOY LA LOCA QUE SE QUEDA EN UNA ESQUINA ESCRIBIENDO GARABATOS, MI OPCIÓN DE QUEDARME A MIRAR LOS OTROS 1995 TRENES QUE PASAN ES TAN RESPETABLE COMO LA DE USTEDES.

A fin de cuentas, que cada uno elija como llegar a la última estación.

p.d. A mis paisanos canarios les digo que el ejemplo de la estación de guaguas no es válido porque aquí lo de los horarios nos lo tomamos con calma.